Davis, California
July 3, 2007
The success of wheat as a food
crop can be traced through thousands of years of genetic changes
that occurred as wheat was domesticated for human use, write
UC Davis plant scientists
Jorge Dubcovsky and Jan Dvorak in the cover article of the
current issue of the journal
Science.
In this review article of the molecular genetics and genomics of
wheat, the authors paint the picture of how gene mutations and
the presence of multiple chromosomes -- a characteristic known
as "polyploidy" -- enabled modern wheat to overcome several
genetic bottlenecks that occurred during wheat domestication and
subsequent evolution.
The authors conclude that, "Polyploid wheat has been able to
compensate for diversity bottlenecks by capturing a relatively
large proportion of the variability present in wild wheat. In
addition, new variation is rapidly generated in the dynamic
wheat genomes through gene deletions and insertions of
repetitive elements into coding and regulatory gene regions."
Domestication of wheat began roughly 10,000 years ago as people
in western Asia began the transition from hunting and gathering
to raising crops and animals. Some of the important traits that
were selected for during the domestication process include
increased grain size, changes in the toughness of chaff so that
the wheat can be easily threshed, and retention of the grain on
the plant so that it doesn't scatter in the wind before or
during harvest.
Globally, approximately 620 million tons of wheat are now
produced each year, providing one-fifth of the calories consumed
by people around the world. Ninety-five percent of the wheat
crop goes into making baked goods such as bread, cookies and
pastries, while the remaining 5 percent is durum wheat used for
making pasta and related products.
Funding for this study was provided by grants from the National
Research Institute, U.S. Department of Agriculture and the
National Science Foundation.
El éxito del trigo está en sus genes |
Source:
ArgenBio
Según los científicos Jorge Dubcovsky y Jan Dvorak,
de la Universidad de California en Davis, el éxito
del trigo como cultivo comestible puede rastrearse a
través de los miles de años de cambios genéticos
ocurridos durante su domesticación. Así lo señalan
en el último número de la revista Science, donde
hacen una revisión sobre la genética molecular y la
genómica del trigo, y muestran cómo las mutaciones
(cambios) en los genes y la presencia de múltiples
cromosomas (una característica conocida como
poliploidía) le permitió al trigo moderno superar
ciertos “cuellos de botella” genéticos que
ocurrieron durante su domesticación y consiguiente
evolución. Los autores concluyen que "la poliploidía
del trigo le permitió compensar y superar los
escollos debidos a la pérdida de diversidad
capturando una gran parte de la variabilidad
presente en el trigo silvestre. Además se generaron
rápidamente nuevas variaciones en los genomas
dinámicos del trigo a través de deleciones
(eliminación de fragmentos de ADN) e inserciones de
elementos repetitivos en las zonas codificantes y
regulatorias de los genes”. Se cree que la
domesticación del trigo se inició hace unos 10.000
años, cuando las comunidades de Asia Occidental
dejaron sus costumbres cazadoras y recolectoras para
vivir de la agricultura y la cría de animales.
Algunas de las características más importantes que
se seleccionaron durante la domesticación del trigo
incluyen el tamaño mayor del grano, cambios en la
resistencia y rigidez de la espiga para permitir su
cosecha, y una mejor retención del grano en la
planta para evitar su dispersión por el viento o
durante la cosecha. Unas 620 millones de toneladas
de trigo se producen en el mundo cada año, brindando
la quinta parte de las calorías que consume la
población. El 95% del trigo se destina a productos
de panadería y confitería, mientras que el 5%
restante es trigo duro, para la fabricación de
pastas y otros productos relacionados. |
|
|