Washington, DC
August 23, 2007
ARS News Service
Agricultural Research Service, USDA
Ann Perry, (301) 504-1628,
ann.perry@ars.usda.gov
Fortunately, the boll weevil (Anthonomus grandis), which
devastated U.S. cotton crops for much of the 20th century, is
now found only in parts of the mid-South and South Texas, thanks
to eradication efforts. But monitoring weevils to keep track of
where they are coming from--and where they’re going--is vital
for protecting cotton crops in the United States.
Agricultural Research Service (ARS) entomologist Tom Sappington
works in the ARS Corn Insects and Crop Genetics Research Unit at
Ames, Iowa. He has tracked local weevil movements by marking the
insects with enamel paint or fluorescent powders and recapturing
them later. Now he uses “microsatellites”--short, repetitive DNA
sequences--and population assignment tests to find out where
weevils in different populations have come from. These tests
help pinpoint the migratory patterns and origins of boll weevils
over long distances.
Of course, the weevils don’t respect international borders. In
2004, a small group of boll weevils was found next to an
eradication zone in Durango, Mexico, where weevils had not been
reported for about 10 years. Sappington compared weevil
microsatellites from this group to four other weevil populations
from northern Mexico and southern Texas.
His analysis determined that some of the weevils in this group
were immigrants. But most of them belonged to a previously
undetected resident population that had suddenly increased
because of greater rainfall levels. His findings also indicated
that final weevil eradication efforts in Texas were being
hindered by weevil migration within Texas and from Mexico.
Sappington’s work demonstrates that powerful microsatellite
markers and population assignment tests are practical tools for
identifying the origins of boll weevils found in areas that have
previously been weevil-free. In addition, identifying boll
weevil migrants within established weevil populations and
knowing where these new migrants came from will foster better
strategies for monitoring and managing boll weevil pest
introductions throughout North America.
Read more about this research in the August issue of
Agricultural Research magazine, online at:
http://www.ars.usda.gov/is/AR/archive/aug07/weevil0807.htm
ARS is the U.S. Department of Agriculture's chief scientific
research agency.
Usando la genética para seguir la pista de los gorgojos del
algodón
Servicio Noticiero del Servicio de Investigación Agrícola
(ARS siglas en inglés)
Departamento de Agricultura (USDA siglas en inglés)
Ann Perry, (301) 504-1628,
ann.perry@ars.usda.gov
Afortunadamente, el gorgojo del algodón (Anthonomus grandis), el
cual devastó los cultivos estadounidenses del algodón por mucho
del siglo XX, ahora se encuentra solamente en una parte de la
región medio-sur y el sur de Texas, gracias a los intentos de
erradicación. Pero vigilar los gorgojos para saber de donde
vienen--y dónde van--es imprescindible para proteger los
cultivos de algodón en EE.UU.
El entomólogo del Servicio de Investigación Agrícola (ARS) Tom
Sappington trabaja en la Unidad de investigación de Insectos de
Maíz y la Genética de Cultivos mantenida por ARS en Ames, Iowa.
Él ha observado los movimientos locales del gorgojo marcando los
insectos con pintura esmalte o polvos fluorescentes y volviendo
a capturarlos más tarde. Ahora él usa
"microsatélites"--secuencias cortas repetitivas de ADN--y
pruebas de asignación de población para averiguar de donde
vienen los gorgojos de diferentes poblaciones. Estas pruebas
ayudan a identificar los patrones migratorios y orígenes de los
gorgojos del algodón sobre largas distancias.
Por supuesto, los gorgojos no respetan las fronteras
internacionales. En 2004, un grupo pequeño de gorgojos del
algodón se descubrieron al lado de una zona de erradicación en
Durango, México, donde los gorgojos no han sido reportados desde
hace 10 años. Sappington comparó los microsatélites de gorgojos
de este grupo con cuatro otras poblaciones de gorgojos de México
norteño y Texas sureño.
Su análisis determinó que algunos gorgojos en este grupo fueron
inmigrantes. Pero la mayoría fueron parte de una población no
detectada previamente que de repente aumentaron a causa de
mayores niveles de lluvia. Sus hallazgos también indicaron que
los intentos finales de erradicación del gorgojo en Texas
estuvieron impedidos por la migración del gorgojo dentro de
Texas y desde México.
El trabajo de Sappington demuestra que los marcadores poderosos
de microsatélites y las pruebas de población son herramientas
prácticas para identificar los orígenes de los gorgojos
encontrados en áreas que previamente han sido libres de esta
plaga. Además, identificar los emigrantes de gorgojos del
algodón dentro de las poblaciones establecidas y saber de donde
vienen estos nuevos emigrantes resultarán en mejores estrategias
para vigilar y manejar las introducciones del gorgojo del
algodón a través de Norteamérica.
Lea más sobre esta investigación en la revista 'Agricultural
Research' de agosto, y en línea en:
http://www.ars.usda.gov/is/AR/archive/aug07/weevil0807.htm
ARS es la agencia principal de investigaciones científicas
del Departamento de Agricultura de EE.UU. |
|