Buenos Aires, Argentina
19 de abril de 2006
Source: Secretaria de
Agricultura (SAGPyA), Republica Argentina - Columna de
Opinión
Por
Miguel Santiago Campos, Secretario de Agricultura, Ganadería,
Pesca y Alimentos de la Nación, Master en Producción Animal, y
Doctor en Genética Cuantitativa.
Ante
las críticas a la Resolución 71/06 que exceptúa por 90 días del
cumplimiento de las obligaciones previstas por las resoluciones
39/2003 y 46/2004, a quienes produzcan y comercialicen híbridos
de maíz que contengan el evento GA21, considero necesario
detallar la política de la SAGPyA sobre biotecnología agrícola.
Siendo ese un eje central de mi gestión, hemos tenido la audacia
de abandonar la “política espejo” para la aprobación de
innovaciones, para no ir ya detrás de lo que apruebe la Unión
Europea en transgénicos, sino para promover la confiabilidad de
nuestro sistema de bioseguridad, inocuidad y riesgo comercial.
Esto nos permitió liberar cuatro de los ocho eventos de los que
hoy dispone el productor argentino, los cuales fueron, luego,
aprobados por la U.E.
Apoyamos la actividad de la Comisión Nacional de Biotecnología
Agrícola y hemos creado una Oficina de Biotecnología para
profesionalizar la aprobación de eventos. Hemos promovido
además, el Proyecto de Ley de Biotecnología, que cuenta con
media sanción en el Congreso de la Nación.
Esta
apuesta permitió la multiplicación del área aprobada para
cultivar OGM de contraestación, pasando de 300 has. en 2004, a
más de 3.000 en 2005, con una proyección de 7.000 para 2006.
Esto
demuestra mi compromiso con la biotecnología. Por eso sancioné
la Resolución 71, dado que esa excepción permite el registro de
variedades que contienen el gen GA21, ya flexibilizado en 1998
(esto difundió su uso, sin su aprobación), pero no liberado para
su comercialización, a causa de la citada “política espejo”. En
agosto de 2005, liberé el GA21, a solicitud de la firma Syngenta
Seeds S.A., con tecnología de resistencia al glifosato.
A
fines de 2005 se presentan al INASE distintas solicitudes para
inscribir híbridos de maíz que contienen el gen. Con el evento
liberado para su comercialización, su aprobación debe seguir lo
que indica la Ley de Semillas 20.247 de 1973.
No
es función de esta Secretaría, ni del INASE, intervenir en
cuestiones de propiedad intelectual de los genes, estén o no
patentados, o licenciados. Esto corresponde a otros ámbitos
normativos, aunque algunos pretendan coberturas ad-hoc,
ficticias o carentes de sustento legal.
Sirvan como ejemplo las 180 variedades de soja conteniendo el
gen RR aprobadas por el INASE a partir de 1997. Esto permitió la
expansión de la soja en el país. Una expansión cuyos tres
componentes conforman un círculo virtuoso: 1) la gran diversidad
varietal/biológica desarrollada en, y para Argentina, 2) la
siembra directa, y 3) el gen de resistencia al glifosato. A la
manera de la soja, necesitamos acelerar la generación de un
círculo virtuoso también para el maíz.
En
uso de mis atribuciones como Secretario de Agricultura, he
dictado una excepción a una norma (por mí sancionada en 2004)
que nada tiene que ver con derechos de propiedad, ni con el
tratamiento de eventos ya liberados a su comercialización. Soy
un abanderado de la justa retribución a la innovación
tecnológica, y siempre lo he manifestado.
La
excepción realizada obedece a los siete años transcurridos entre
la flexibilización del evento GA21 y su liberación en 2005, pero
también al nuevo escenario agrotecnológico.
La
sustentabilidad de nuestro sistema agrícola necesita que
nuestros productores cuenten con más y mejores semillas para
reducir costos, diferenciar productos y eficientizar labores.
Apunto a un escenario con más de ocho eventos liberados, hablo
de 30 eventos o más. Hablo de multiplicar significativamente la
diversidad productiva a disposición del productor. Ese escenario
requiere repensar los procesos normativos y discutir cuestiones
elementales que se hacen evidentes en el caso del GA21.
La
excepción sancionada es el inicio de un nuevo paradigma que
facilitará el registro de variedades e híbridos que contengan
genes liberados a su comercialización, a la manera de la gestión
con las variedades de soja con el gen RR. Y esto nos exigirá ser
cada vez más serios en nuestros planteos y más responsables en
nuestras acciones.
Párrafo aparte merecen las declaraciones formuladas por
ASA/ARPOV, entre cuyos dirigentes se destaca la presencia de un
representante de Monsanto, empresa que, sin fundamento legal ni
técnico, detiene embarques argentinos en puertos europeos, y
litiga allí contra los intereses del país.
Falta un debate institucional para discriminar qué interés
defiende cada uno y qué objetivo se esconde detrás de la
confusión que esto intenta crear en la opinión pública.
Por
mi parte, sé que defiendo la sustentabilidad del sector
agropecuario argentino y hacia allí se encaminan mis acciones
como Secretario de Agricultura de la Nación. |