Buenos Aires, Argentina
June 18, 2009
Source:
La
Nación via
ArgenBio
Un equipo de investigadores del Laboratorio de Agrobiotecnología
de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la
Universidad de Buenos Aires
logró obtener una planta de papa, capaz de resistir a diferentes
géneros de hongos (Phytophtora, Rhizoctonia y Fusarium) y
bacterias (Erwinia y Streptomyces).
El trabajo, financiado con fondos públicos y privados, fue
aceptado para su publicación en la revista Molecular Plant
Pathology. "Queríamos probar que es posible lograr resistencias
de amplio espectro, y lo conseguimos. Por eso insistimos en que
este desarrollo debe considerarse una prueba de concepto
-recalca el doctor Alejandro Mentaberry, investigador del
Conicet y director del grupo-. Es poco lo que se gana generando
una planta resistente a un solo patógeno, pero susceptible a
toda otra variedad de microorganismos. Lo que los productores
esperan es que un cultivo resista todo", añade.
Para obtener la "superpapa"-así la llaman puertas adentro del
laboratorio- los científicos eligieron tres genes que codifican
la producción de proteínas con propiedades antifúngicas y/o
antibacterianas, cada uno de los cuales proviene de una especie
distinta. Luego incorporaron esos genes al ADN nuclear de
células de papa con la finalidad de obtener plantas transgénicas
resistentes a diferentes patógenos.
"Probando diferentes estrategias, llegamos a obtener 72 líneas
de papa diferentes, algunas que portan uno solo de los genes,
otras que portan dos y otras que incorporan los tres genes. Esto
último es sumamente novedoso -consigna la bióloga Mercedes
Rivero, primera autora del trabajo-. Después, inoculamos estas
plantas con los distintos patógenos y seleccionamos aquellas que
presentaron mayor resistencia a las enfermedades causadas por
estos microorganismos -explica, y destaca-: Los resultados de
estos experimentos de resistencia a patógenos son sólidos, pues
fueron ensayos diseñados con valor estadístico."
Tras señalar que las líneas seleccionadas tienen la misma talla
y aspecto que la planta de papa normal, Rivero puntualiza:
"Estos experimentos constituyen una prueba de concepto en tanto
han demostrado que es posible incorporar tres genes
antimicrobianos para lograr resistencia de amplio espectro".
Para mejorar el rendimiento de sus cultivos de papa, algunos
productores -sobre todo en países andinos- los inoculan con
hongos micorrícicos, que son microorganismos que forman
asociaciones simbióticas con las raíces de la papa y potencian
su crecimiento. Podría pensarse que una planta que produce
proteínas antifúngicas de amplio espectro podría afectar a estos
hongos benéficos; sin embargo, afirma Rivero: "Los resultados
preliminares de los ensayos efectuados con dos especies de
hongos micorrícicos indican que éstos pueden colonizar
satisfactoriamente las raíces de las plantas de papa
multirresistentes".
Uno de los genes incorporados a las papas proviene de la planta
de tabaco y es responsable de la producción de la proteína AP24,
que es predominantemente antifúngica; otro de los genes es el de
la lisozima de huevo de gallina, que es antifúngico y
antibacteriano. El tercer gen, el más novedoso para esta clase
de experimentos, es el de la dermaseptina, una molécula
antibacteriana de amplio espectro que, con pequeñas variaciones,
está presente en la mayoría de las especies vegetales y
animales: "Es un conjunto de moléculas muy conservadas en
términos evolutivos, pues constituyen la primera barrera de
defensa contra los microorganismos. Por ejemplo, hay análogos en
nuestra piel y las plantas las producen en gran cantidad para
recubrir el embrión en el momento de la germinación", ilustra
Mentaberry.
La elección de este último gen obedeció a diversos motivos:
"Partimos de la etnomedicina, que da crédito a las virtudes
curativas y el efecto antimicrobiano que se atribuye, por
ejemplo, a las secreciones de las glándulas dorsales de
diferentes especies de ranas -destaca Rivero-. Por otro lado,
consideramos que una dermaseptina proveniente del reino animal
iba a ser más efectiva contra los fitopatógenos habituados a las
defensas del reino vegetal", completa Mentaberry.
El científico aclara que el objetivo del laboratorio es poner a
punto las técnicas de biología molecular con el fin de poder
brindar un paquete tecnológico que pueda ser utilizado para
cualquier cultivo: "Estamos trabajando muy intensamente para
introducir resistencia a bacterias y hongos en soja y maíz",
revela. "Hace algunos años, nosotros creamos papas resistentes a
virus y bromeábamos con que algún día íbamos a lograr una
superpapa que resistiera a los virus, a las bacterias y a los
hongos. De hecho, el laboratorio puede hacer eso hoy", sonríe. |
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