Madrid, Spain
October 6, 2008
Source:
Fundación Antama
Al hablar de
mejora vegetal se puede caer en el error de considerar esta
técnica como algo moderno y artificial que desvirtúa la calidad
y las características del organismo. Pero la realidad es muy
distinta. La experiencia refleja que esta ciencia cuenta ya con
diez mil años de práctica en la que los mejoradores han ido
eligiendo las plantas más resistentes y productivas de cada
cosecha, consiguiendo así más producto, de mayor calidad y en
menos espacio.
En este contexto ha sido convocado el cuarto
Congreso de Mejora Genética
de Plantas que tendrá lugar en Córdoba del 14 al 16 de
octubre y que supone para los participantes no sólo la
oportunidad para encontrarse con investigadores y profesionales
de organizaciones públicas y de empresas privadas, sino una
forma de ponerse al día en campos ajenos a su actividad
concreta.
El congreso contará con numerosas conferencias plenarias en las
que se abordarán tremas novedosos como son las posibilidades del
mejorador en cultivos bioenergéticos y biofactorías o el uso en
mejora de plantas modelo. Además, tampoco se dejarán de lado los
temas clásicos como son los de resistencia a factores bióticos y
abióticos y aspectos esenciales como son los relativos a
protección y patentes vegetales.
Las primeras reuniones entre mejoradores tuvieron lugar en el
seno de las Jornadas de Genética Luso-Españolas, hoy
transformadas en Congresos de la Sociedad Española de Genética.
Pero los primeros en organizar reuniones específicas e
independientes fueron los miembros de la Sociedad Española de
Ciencias Hortícolas (SECH) que trabajaban en pimiento y tomate y
que convocaron las Jornadas sobre selección y mejora de tomate y
pimiento que conocieron varias ediciones. Bajo esta
organización, y dentro de la SECH, se creó una Sección de
Mejora, y dichas jornadas se transformaron en Jornadas de
Selección y Mejora de Plantas Hortícolas, de las que este IV
Congreso correspondería a las XVI Jornadas.
Entrevista con José Ignacio Cubero, miembro del equipo
organizador
“La mala prensa de
la biotecnología se debe a una campaña absurda de
ecofundamentalistas acogida por los políticos” |
El
profesor José Ignacio Cubero Salmerón, Catedrático
de Genética y Mejora de Plantas de la Escuela
Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos y de Montes
(ETSIAM) de la Universidad de Córdoba, lleva más de
30 años compaginando su vocación docente con el
trabajo activo en comités científicos nacionales e
internacionales, abordando cuestiones de radiante
actualidad como la bioseguridad y la protección
vegetal.
Uno de los proyectos en los que actualmente se
encuentra inmerso es en la organización del IV
Congreso de Mejora Genética de Plantas que tendrá
lugar en Córdoba en octubre de 2008 y que está
organizado por el Instituto de Investigación y
Formación Agraria y Pesquera (IFAPA) de la Junta de
Andalucía. Las jornadas representan una vía para
ponerse al día en campos ajenos a la actividad
concreta de los asistentes. Va dirigido a todos
aquellos que se relacionen con el mundo de la Mejora
vegetal directa o indirectamente, ya sean empresas,
instituciones públicas o aquellos que trabajan en
fases especializadas del proceso.
¿Cuál es el objetivo del Congreso?
Por un lado busca favorecer la reunión de
mejoradores españoles públicos y privados, jóvenes y
viejos, en formación y formados, profesionales o
simplemente curiosos. Permitirles la exposición de
sus estudios, experiencias y necesidades. El
contacto personal puede proporcionar soluciones que
de otro modo serían imposibles de alcanzar. Además
busca presentar temas de actualidad en mejora en
ponencias invitadas.
¿Cuáles son los principales temas
que se abordarán?
Se trata de dar una visión de los principales temas
en la profesión de mejorador, tales como resistencia
a plagas y enfermedades, resistencia a estreses
abióticos, calidad y, por supuesto, rendimiento. Se
incluirá también el uso de especies modelo en
relación con la Mejora, las posibilidades de mejora
genética en cultivos para biocombustibles, y el
problema siempre importante de los derechos de
propiedad intelectual, esto es, el registro, la
protección y la patente de variedades vegetales.
¿En qué consiste la mejora genética
de plantas?
En la modificación del mensaje hereditario de un
organismo en beneficio del Hombre. Dicho así parece
bastante simple, pero en realidad es algo complejo,
pues se trata de formar un genotipo, es decir, un
conjunto de genes, nuevo, inexistente hasta entonces
(de ahí el derecho de propiedad intelectual,
semejante al de un invento). Para ello hay que
conocer el sistema genético que controla el carácter
a mejorar, la estructura genética de las poblaciones
del organismo en cuestión, las posibilidades de
transmisión de una variedad a otra, o incluso de una
especia a otra.
¿Cuáles son sus beneficios?
No tiene más que comparar una especie silvestre con
una variedad cultivada de dicha especie, en incluso
las variedades antiguas con las modernas. A lo largo
del tiempo, el mejorador ha ido produciendo los
productos que el consumidor ha ido demandando, sobre
todo más calidad o más producción (muy pocas veces
es posible sustituir la “o” por una “y”), siempre
más homogeneidad, algo esencial en el mercado
actual.
¿Qué repercusiones tiene en el
medio ambiente?
La mejora en sí misma, positiva. La necesidad de
buscar alimentos hizo que hubiera que deforestar
grandes extensiones de bosque, pero con las
prácticas puestas a punto en el siglo XIX (abonos,
fotoquímicos, mecanización, etc.) y las variedades
obtenidas aptas para esa nueva agricultura ha sido
posible aumentar enormemente la producción por
unidad de superficie. Hoy se consigue la misma
producción de trigo que hace 50 años pero en la
mitad de superficie, o de maíz en casi la tercera
parte.
¿Es una vía de futuro?
Lleva existiendo diez mil años. Actualmente, todo lo
que se ve en el mercado (siempre que sea natural,
claro) está conseguido por la labor de los
mejoradores. Si queremos seguir teniendo todo eso y,
además, con mayor calidad o mejor precio, habremos
de seguir obteniendo variedades. A la ciencia que lo
permite le pueden cambiar el nombre, pero la
actividad seguirá siendo “mejora genética”
¿Hay suficiente inversión en este
ámbito?
Siendo una técnica compleja, que necesita desde
bioquímica hasta comercialización, cuenta con buena
financiación en algunas áreas (como la
biotecnología), mediana en otras (como la
fitopatología) y pobre, en general, en lo que es el
núcleo central de la actividad, esto es, en la
propia labor del mejorador. Hoy se priman por los
presupuestos estatales las tecnologías duras, y es
que los gobiernos quieren un alto número de
publicaciones y hay disciplinas que son más
“productivas” que otras. En este sentido, la
financiación es incompleta, errática y, por lo
tanto, ineficaz.
¿Qué falta?
Hoy un “mejorador eficaz” no es una sola persona
como era hace 50 años, sino toda una cadena de
especialistas que debe financiada en todos los
eslabones bien concatenados. Esto lo hacen las casas
comerciales, pero lamentablemente, no los organismos
públicos. Los hay que sí, al menos en algunos
cultivos: el IRTA catalán, el IVIA valenciano y hay
grandes esperanzas de que el IFAPA andaluz, recién
creado, siga por el camino emprendido. Pero en
general, la administración pública no tiene un
programa coherente de mejora con vistas al futuro.
¿Cómo ve el futuro de la mejora
genética?
Como el de la informática o el de los nuevos
materiales, como algo cuyo desarrollo es
indispensable porque la sociedad seguirá demandando
nuevos productos. De las políticas agrarias depende
el que el desarrollo sea equilibrado fijando para
ello objetivos a largo plazo, y no a base de
periodos electorales. Los mejoradores son ejecutores
de lo que se les pide y necesitan líneas de trabajo
claras cosa que, salvo en las buenas empresas
privadas, no tienen.
¿A qué se debe la mala prensa de la
biotecnología?
Nada más a una campaña absurda de los
ecofundamentalistas acogida por los políticos, en
particular los europeos, por creer que ese apoyo se
traduce en forma de votos. No hay razón científica
que la apoye. Lo curioso es que, por ejemplo,
incluso los más ecofundamentalistas, los que queman
campos de cultivos transgénicos, si son diabéticos
se inyectan insulina transgénica y usan detergentes
transgénicos. En definitiva, la mala prensa de la
biotecnología se debe a un batiburrillo mental
transformado en movimiento político por la acción de
algunos por aumentar dolosamente el nivel de
ignorancia del ciudadano. |
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