Madrid, Spain
November 26, 2008
Source:
Fundación Antama
Los países de la Unión Europea
(UE) están discutiendo si deben reforzar los trámites para
autorizar transgénicos e imponer más requisitos, pero es difícil
sacar adelante cambios importantes, debido a la división fuerte
que hay entre los Veintisiete.
Los ministros de Medioambiente aprobarán el día 4 de diciembre
medidas para revisar el proceso de autorización de Organismos
Genéticamente Modificados (OGM) y darán el visto bueno a un
texto preparado después de varias reuniones de técnicos de la
UE, la última de ellas celebrada hoy, informaron fuentes
comunitarias.
En los debates previos al Consejo de Medioambiente, se habla de
ideas que podrían incrementar los requisitos para esos permisos:
informes ambientales más amplios, reglas de etiquetado para las
semillas con restos de transgénicos o endurecer las exigencias
en zonas donde amenace a un sector, como a los productores
ecológicos.
Sin embargo, aún no hay consenso sobre el texto que los
responsables de Medioambiente de los 27 deben aprobar por
unanimidad, por lo que es previsible que se diluyan las
propuestas y que en la práctica, se acuerden modificaciones
pequeñas. Los ecologistas temen que salgan sólo "cambios
cosméticos", según denunció hoy Greenpeace.
Por ejemplo, en este debate no va a haber novedades sobre la
forma en que la UE decide la aprobación de un nuevo expediente
de OGM, con mucha lentitud por las discrepancias de los países,
según fuentes comunitarias;
Actualmente y desde que en 2004 acabó la moratoria contra la
aprobación de transgénicos, los países de la UE no han
conseguido la mayoría suficiente para un solo expediente; en los
casos de los nuevos OGM autorizados, fue la Comisión Europea
(CE) la que los aprobó, al no haber consenso ni a favor ni en
contra de los países.
Entre los países que más rechazan los OGM figuran Austria,
Hungría, Grecia, Luxemburgo, Francia, Italia y Chipre; por el
contrario, el Reino Unido, Suecia y Holanda son los más
favorables a los productos obtenidos con esa tecnología.
En la práctica, España es el país donde más superficie hay
sembrada con OGM, concretamente de variedades de maíz. Entre los
puntos de discusión para el próximo Consejo figura un posible
"marco regulador".
La UE discute también sobre el establecimiento de un umbral de
restos de OGM no deseados en semillas, a partir del cual haría
falta un etiquetado obligatorio.
Otro aspecto es la exigencia de informes sobre las consecuencias
de los transgénicos "a largo plazo" o al menos en un período de
tiempo superior al que ahora evalúa la Autoridad Europea para la
Seguridad Alimentaria (AESA).
También están discutiendo sobre la consideración de cuestiones
"económicas y sociales" antes de permitir un OGM nuevo; como
ejemplo está el impacto que un campo de transgénicos puede tener
para explotaciones de productores dedicados a la agricultura
ecológica.
Otro asunto de debate es la creación de "zonas libres de OGM";
en la actualidad la legislación de la UE permite que un grupo de
agricultores puedan acordarlas o que se establezcan si hay un
espacio protegido, según fuentes comunitarias.
Sin embargo, las Administraciones no pueden establecer zonas
excluidas de ese tipo. A pesar de esto, existe una asociación de
regiones que se denominan "libres de OGM" en la que están varias
españolas: Asturias, el País Vasco, Menorca, Menorca y unos 30
municipios de otras autonomías.
Los países que se oponen a aumentar las exigencias para los
transgénicos en Europa argumentan que restricciones como las
zonas excluidas de OGM pueden causar que se repitan litigios con
otros socios, como el que la UE perdió contra EEUU y Argentina
ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). |
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