Lleida, Spain
May 23, 2008
Investigadores de la
Universidad de Lleida han
publicado un estudio donde confirman que las semillas del maíz
son una plataforma efectiva y segura dentro de la agricultura
molecular para paliar enfermedades. El sida podría ser una de
las primeras en beneficiarse de estos resultados en los próximos
años, aunque las regulaciones para esta tecnología se estén
desarrollando a la vez que se realizan las investigaciones.
El maíz, el tercer cereal más importante del mundo, tiene un
alto número de ventajas para la agricultura molecular. Entre
ellas, destacan su fisiología, la habilidad de expresar
proteínas recombinantes en las semillas, un cultivo extendido y
su diversidad genética, además de ser anti-alergénico y no
tóxico.
El pasado marzo, el maíz transgénico se convertía en la primera
planta desarrollada en una plataforma comercial para usos
médicos. La revista PNAS publicaba el siguiente hallazgo: una
semilla de maíz con genes del anticuerpo 2G12 (ya conocido por
su capacidad para neutralizar el contagio del virus) podía
producir anticuerpos contra la transmisión del VIH. Fueron
investigadores del Departamento de Producción Vegetal y Ciencia
Forestal en la Universidad de Lleida quienes diseñaron este
fármaco dentro de un proyecto internacional llamado
Pharma-Planta (con 39 equipos europeos y sudafricanos), y
liderados por el británico Paul Christou.
En la actualidad, el mismo equipo de científicos de la
Universidad de Lleida que participó en la investigación ha
presentado en la revista Plant Science “un enfoque más práctico
y productivo para la evaluación de los riesgos ecotoxicológicos,
en los cuales un problema científico hace referencia a una
valoración final relevante, y las hipótesis de riesgo predicen
efectos en los cuales la valoración final no es una planta
transformada, sino el producto resultante de ésta”, explica a
SINC Paul Christou.
Según los investigadores, la utilización y modificación genética
de las plantas para la producción de fármacos basados en
proteínas es útil para el tratamiento, prevención y detección
temprana de enfermedades humanas y animales, así como para
producir vacunas para la tuberculosis, diabetes y rabia. “En las
dos últimas décadas, las plantas han demostrado ser una
excelente alternativa para la producción de medicinas en la
investigaciones de los laboratorios”, declara Christou.
Los métodos convencionales con sistemas microbianos y animales
dedicados hasta ahora a la producción de fármacos suponen altos
costes y límites en términos de seguridad y estabilidad. Los
excesivos precios impiden, entre otras cosas, el acceso a los
fármacos de las personas que más los necesitan, tal como se
demuestra en el trabajo. “Las plantas ofrecen una solución al
problema porque la producción farmacológica a partir del maíz es
más barata”, apunta a SINC Christou, quien forma parte del
Comité de Expertos de la UE sobre Seguridad Alimentaria.
Además del precio, las proteínas producidas en las semillas de
maíz pueden permanecer intactas durante años sin necesidad de
refrigeración, facilitando la entrega de vacunas, por ejemplo, a
países situados en los Trópicos y en África sub-sahariana.
Riesgos que pueden presentar las plantas
Los riesgos de un cultivo abierto de plantas utilizadas como
fábricas de moléculas de uso farmacéutico tienen que ver con el
impacto en el medio ambiente a través del flujo de genes, y con
el impacto en la salud de animales y humanos por el consumo
inadvertido. El equipo de investigación ha determinado que los
procesos de regulación “deberían aplicarse en función de los
riesgos de cada caso”, ya que ciertas plantas cultivadas para la
producción de fármacos son inocuas y otras varían su toxicidad.
Tiene que establecerse en cada caso un nivel de aceptación de
los riesgos para evitar las consecuencias de una exposición
potencial.
Paul Christou manifiesta que “el flujo de genes no debería por
sí mismo ser considerado como ‘malo’ para el medio ambiente”.
Asevera que en el caso de que se llegue a comercializar (se
prevé que en cinco años), toda la producción farmacológica de
maíz se realizará en localizaciones especializadas, “desde donde
será improbable cualquier riesgo de flujo de genes”. |
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