Madrid, Spain
July 22, 2008
Source:
Fundación Antama
A día de hoy, y después de 12 años
de empleo seguro, aun hay voces que se levantan contra los
cultivos transgénicos u organismos modificados genéticamente
(OMG), a los que grupos ecologistas atribuyen efectos negativos
sobre el ser humano y sobre el medio ambiente, cuestionando así
los procesos de control a los que se someten antes de ser
aprobados. Los Ciertos grupos ecologistas actúan difundiendo
información parcial o incorrecta que lleva a la sociedad a la
confusión, sembrando desconfianza sobre una tecnología con
capacidad de ofrecer soluciones a los principales problemas del
siglo XXI.
Tras 10 años de cultivos de OMGs en Europa, cada vez son más los
agricultores que al ver los resultados se decantan por la
siembra de estas semillas. En 2007 Europa contó con 110.077
hectáreas destinadas a cultivos MGs repartidas entre España,
Francia, República Checa, Portugal, Alemania, Eslovaquia,
Rumanía y Polonia, un 77% más que la campaña anterior cuando se
cultivaron 62.187 hectáreas (1).
Este importante y constante crecimiento es reflejo de la
confianza de los agricultores por estas semillas que aumentan la
producción, eliminando las pérdidas de cosechas anuladas por las
plagas. Así, el agricultor además de incrementar su cosecha
ahorra en el uso de agroquimicos, lo que reporta beneficios
tanto económicos como ambientales.
Para la aprobación de estos nuevos cultivos mejorados la Unión
Europea cuenta con autoridades científicas creadas para realizar
estrictos controles de seguridad ambiental y de salud a estas
nuevas semillas, alimentos, aditivos y otros avances
tecnológicos. Estas autoridades también han sido cuestionadas
por grupos ecologistas ya que, pese a sus dictámenes positivos,
la aprobación se frena en pasos posteriores por razones
políticas y no científicas.
Sir Dick Taverne, Lord inglés, político y autor del libro ‘La
mancha de la sinrazón’, afirmaba en una entrevista concedida a
Belt Ibérica que los grupos ecologistas “están siempre
anunciando la catástrofe, y en algunos momentos parece que sería
una decepción para ellos que el mundo no desapareciera. Son
deshonestos en muchos de sus argumentos y son un peligro para el
mundo”.
La salud humana
Uno de los argumentos engañosos y que más ha calado en la
sociedad ha sido los efectos alérgicos que el consumo de estos
productos vegetales tiene sobre el ser humano. Según explica la
Organización Mundial de la Salud (OMS) (2) , en los OMGs “se
desalienta, por una cuestión de principios, la transferencia de
genes de alimentos comúnmente alergénicos a menos que pueda
demostrarse que el producto proteico del gen transferido no es
alergénico”.
En esta línea, también explican que “los OGMs han sido evaluados
por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación
y la Agricultura (FAO) y la OMS. no se han hallado efectos
alérgicos en relación con los alimentos GM que se encuentran
actualmente en el mercado”.
“En este momento no hay ni una sola evidencia de que los
transgénicos sean perjudiciales para la salud, lo único que hace
la biotecnología aplicada es mejorar las técnicas que se han
usado desde el comienzo de la agricultura y ganadería: los
cruces genéticos para hallar especies más resistentes”, explica
Taverne.
El medio ambiente
Desde un punto de vista ambiental, la polinización cruzada entre
las plantas transgénicas y las convencionales es usada como
factor negativo de esta nueva tecnología. Pese a que en algunos
casos se da este tipo de fecundación, al igual que ocurre desde
los comienzos de la agricultura entre distintas especies, éstos
son la excepción. Después de casi una década cultivando maíz MG
en España no se conocen pleitos achacables a la coexistencia
pese a que aún no existan normas formales en este ámbito. Para
facilitar esta situación, las empresas difunden Guías de Buenas
Prácticas de Cultivo para conseguir así la mayor armonía entre
los distintos tipos de cultivo.
La Comisión Europea dice que “la coexistencia de diferentes
tipos de producción no es algo nuevo en la agricultura, y se
puede lograr un respeto usando medidas adecuadas que se adapten
bien a las diferentes condiciones locales de las diferentes
regiones”. Actualmente, y para los casos contados en que es
necesario, los agricultores españoles se valen de medidas
prácticas basadas en una armoniosa cooperación manteniendo
distancias de aislamiento, barreras protectoras de polen o
estableciendo distintas fechas de floración.
Con esta línea argumental se ha llegado a afirmar incluso que un
OMG es una amenaza para el ecosistema del suelo ya que la
proteína Bt se acumula durante años. Sin embargo, la proteína
usada en estos eventos es natural y está sacada paradójicamente
del propio suelo (3). Nunca se ha detectado ningún problema
funcional del suelo a lo largo de los 12 años que se lleva
cultivando el maíz Bt, un cultivo que en 2007 superó las 114
millones de hectáreas en todo el mundo y por el que están ya
apostando 12 millones de agricultores (4).
La evaluación científica
Grupos ecologistas han declarado que el proceso de aprobación de
las variedades en la Unión Europea infringe los requisitos
legales al no dar importancia a los argumentos sociales y
económicos, informaciones completamente falsas. La Unión Europea
cuenta con prestigiosos organismos científicos de los Estados
Miembros, de las Comunidades Autónomas y de la propia Comisión
Europea que emiten dictámenes científicos no vinculantes sobre
los riesgos e impactos de esas semillas según establece la
propia normativa europea (5).
En este ámbito destaca la Autoridad Europea de Seguridad
Alimentaria (EFSA) (6), quien se encarga de analizar los riesgos
de los nuevos productos MG, estudiados con las últimas técnicas
científicas. Sus controles se encuentran entre los más rigurosos
del mundo, para que la producción y el consumo de estas
variedades sea al menos tan saludable como las cosechas de sus
variedades homólogas.
La EFSA está compuesta por expertos en nutrición, toxicología,
alergenicidad y medio ambiente, quienes estudian y prevén los
efectos directos e indirectos a corto o a largo plazo sobre
humanos o animales que consuman alimentos o piensos MG (7).
Pese a que existan equipos científicos que sopesen elementos
relativos a la seguridad, no es su competencia abordar los
argumentos sociales y económicos que competen a los Miembros de
la Comisión quienes deciden, en última instancia, si una
variedad es aprobada o rechazada.
En este sentido, las disposiciones sobre trazabilidad y
etiquetado, vigentes desde abril de 2004, permiten que los
consumidores puedan elegir libremente, contribuyendo a que el
74% de los ciudadanos españoles acepte o tolere los alimentos
derivados de variedades MG (Eurobarometro 2005).
La biotecnología y la pobreza
Pese a que en muchas ocasiones se le atribuya, el sector
biotecnológico no afirma ni tiene atribuciones para que los
cultivos MG solucionen la pobreza y el hambre en el mundo; pero,
sí es cierto que estos cultivos pueden contribuir a aumentar las
cosechas del mundo desarrollado y en vías de desarrollo. A día
de hoy hay más de 800 millones de personas que sufren una
desnutrición crónica, y otras muchas con una dieta pobre, y los
OMG pueden desempeñar un papel importante en el desarrollo de
cultivos que resistan mejor las plagas de los insectos, que sean
más resistentes a las condiciones del entorno, y que ayuden a
aumentar el rendimiento y la eficiencia de la producción.
“La crisis actual, agravada por el fuerte incremento de los
alimentos, demanda una discusión inmediata y profunda entre las
instituciones de la Unión Europea y los estados miembros sobre
el papel que puede desempeñar la biotecnología moderna para
garantizar la producción continua de alimentos a precios
razonables”, explica la Resolución del Parlamento Europeo de
mayo de 2008.
Una tecnología de futuro
Argumentos incorrectos como éstos y su repercusión en la
sociedad hacen que los políticos, ante este nuevo reto opten por
paralizar la aprobación de cultivo de muchas de estas nuevas
variedades, pues no se han autorizado nuevas líneas de plantas
MG para cultivo desde hace más de 10 años. Pese a ello, permiten
la importación para su consumo de algunas variedades cuya
aprobación ellos mismos han dilatado.
Actualmente, Europa importa el 75% de las proteínas vegetales
para piensos, sobre todo soja y maíz. Esta postura hace que
Europa se vuelva dependiente de los productos transgénicos del
continente americano mientras los agricultores europeos no
pueden cultivarlos en sus terrenos ni competir en condiciones de
igualdad a nivel mundial.
Sir Dick Taverne recalca que “sin la aplicación de la ingeniería
genética a la agricultura, corremos serio peligro de no poder
alimentar el planeta. Se trata de aprovechar al máximo recursos
que son escasos, de hacer crecer dos granos de arroz donde antes
crecía sólo uno, de proteger los cultivos de las plagas… y por
eso soy tan crítico con Greenpeace, porque no entiendo cómo se
pueden oponer tan radicalmente a algo que ayudaría al mundo
subdesarrollado”.
[1] Informe Ejecutivo del
Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones
Agrobiotecnológicas (International Service for the Acquisition
of Agri-biotech Applications - ISAAA) sobre cultivos mundiales
con organismos modificados genéticamente durante la temporada de
2007.
[2] Informe de la Organización Mundial de la Salud en el que se
da respuesta a las ’20 preguntas sobre los alimentos
genéticamente modificados’.
[3] En el proceso de transformación, consistente en la inserción
del gen en el genoma de una célula de la planta a modificar
genéticamente, se usa la bacteria Agrobacterium. Ésta última se
encuentra en el suelo y en condiciones naturales es capaz de
transferir genes a las células vegetales como el gen Bt, que
protege de las plagas de taladros al maíz, y que procede de otra
bacteria del suelo (Bacillus Thuringiensis).
[4] Informe Ejecutivo del Servicio Internacional para la
Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas (International
Service for the Acquisition of Agri-biotech Applications -
ISAAA) sobre cultivos mundiales con organismos modificados
genéticamente durante la temporada de 2007.
[5] La autorización de OMGs en Europa está regulado por el
Reglamento Comunitario 258/1997, la Directiva 2001/18, el
Reglamento Comunitario 1829/2003, y el Reglamento comunitario
298/2008.
[6] La EFSA actúa en función del Reglamento Comunitario 178/2002
[7] Reglamento Comunitario establece que las funciones de la
EFSA son las de “asesoramiento científico”, así como “apoyo
científico y técnico de cara a la labor legislativa y política
de la Comunidad” en aquellos ámbitos que, directa o
indirectamente, influyan en la seguridad de los alimentos y los
piensos. |
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