Madrid, Spain
December 15, 2008
Source:
Fundación Antama
Uvas de mesa sin pepitas, melones
más pequeños, lenguados más sabrosos o aceitunas más fáciles de
recoger; son algunas de las aplicaciones de la biotecnología,
presentes ya en la cesta de la compra y en productos de consumo
diario.
Estos avances son fruto de los proyectos de biotecnología de la
Fundación Genoma, que estudia el mapa genómico de determinados
productos con el objetivo de mejorarlos para su consumo.
"Desde que el ser humano domina el mundo, ha tratado de
domesticar a plantas y animales para su beneficio y, con ello,
ha protagonizado tal proceso de mejora genética que los
alimentos que hoy conocemos apenas tienen que ver con los
primitivos".
Así se ha expresado, en declaraciones a EFE, el director gerente
de la Fundación Genoma, Fernando Garcés, quien ha destacado que
los intereses de España en biotecnología están relacionados con
el liderazgo en agroalimentación, sector que representa el 20
por ciento del PIB.
Gracias a la biotecnología, el proceso de mejora genética se ha
acelerado y ha permitido detectar el ADN de estos alimentos,
logrando "disponer de una seguridad alimentaria que jamás
habíamos conocido", ha manifestado Garcés.
Financiada con fondos públicos y privados, la Fundación Genoma
centra sus investigaciones en aquellos aspectos de los alimentos
que despiertan mayor interés entre los propios productores.
Así, el estudio del lenguado, denominado 'Pleurogene', ha
permitido desarrollar su mapa genético y seleccionar los
reproductores de alevines "más vivaces y fuertes" para reducir
las malformaciones y controlar el cultivo de la especie en
cautividad.
"España podría liderar pronto la producción de lenguado en el
mundo" ha dicho Garcés, quien cree que esta investigación podría
extenderse a la merluza, un pescado "con unas magníficas
cualidades que está desapareciendo".
Entre los aspirantes a participar en el estudio, también figuran
el pulpo, la sepia o el choco aunque "primero habrá que lograr
que vivan en cautividad y se sientan a gusto para reproducirse".
El aceite de oliva y la aceituna de mesa son protagonistas del
proyecto "Oligen", puesto en marcha este año, que estudia cómo
lograr que el fruto caiga más fácilmente o que el árbol pueda
crecer en forma de seto para mejorar la recogida mecanizada.
Otro proyecto de esta fundación es 'GrapeGen', un estudio sobre
la uva de mesa que ha identificado los genes y proteínas
asociados con los rasgos de calidad de la vid.
Según Garcés, "se han generado más de 30.000 secuencias de genes
y hemos encontrado 2.715 genes nuevos que están relacionados con
el desarrollo de la vid".
Así, los investigadores han podido desarrollar un "bio-chip"
para obtener mayor información genética con el propósito de
mejorar la calidad organoléptica (color, sabor y textura) del
fruto y controlar los factores climáticos como el estrés hídrico
o la excesiva insolación".
El estudio de 600 variedades de uva ha concluido que "cruzando
muy pocas variedades podemos obtener otras nuevas que si logran
ser crujientes, sin pepitas o con antioxidantes permitirán
modificar el mercado y obligar a las demás compañías a pagar
'royalties'".
Estos resultados serán aprovechados por un proyecto que
investigará el impacto del cambio climático en la producción de
la uva mediante el estudio de los genes implicados en su
maduración en condiciones climáticas extremas.
Por otra parte, la Fundación Genoma también ha anunciado que el
próximo año convocará un concurso para desarrollar un
investigación en bioenergía a partir de algas o enzimas.
Garcés ha subrayado "el liderazgo mundial de empresas españolas,
como Abengoa y Repsol, en la producción de biodiesel" y ha
considerado que podrían beneficiarse de este tipo de
investigación y aliviar el déficit energético de España. |
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