Madrid, Spain
August 19, 2008
Source:
Fundación Antama
De
todos es conocido el debate que en los últimos tiempos se ha
abierto en torno a la biotecnología y a la ingeniería genética
cuestionando sus beneficios en base al generalizado
desconocimiento de la realidad que envuelve a esta tecnología.
Para analizar esta situación, Pablo Amat Llombart, Doctor en
Derecho y especialista en el área agraria y alimentaria, ha
redactado el libro ‘Derecho de la biotecnología y los
transgénicos’, publicado por la Editorial Tirant lo Blanch, en
la que se estudian, de la forma más objetiva posible, los
aspectos que rodean la biotecnología.
La obra, en la que se hace especial referencia al sector agrario
y alimentario, analiza los parámetros sociales y jurídicos en
que se manifiesta la problemática que afecta a la biotecnología
en la actualidad. En esta línea también profundiza en la
disciplina jurídica aplicable a la aparición y difusión de
nuevos productos de mercado basados en organismos modificados
genéticamente. Pablo Amat Llombart, también profesor Titular de
la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos en la
Universidad Politécnica de Valencia, ha ofrecido a Fundación
Antama unos vivos bocetos del contenido de su obra y de su
perspectiva ante la biotecnología y todo lo que la rodea.
La biotecnología y los transgénicos son diariamente tema de
muchas hojas de los diarios nacionales, ¿su libro se sumerge en
el ojo del huracán?
No sé si en el ojo del huracán, pero desde luego abordo
cuestiones polémicas e incluso conflictivas como las relativas
al derecho a la información y defensa de los consumidores, los
principales “riesgos”, por así llamarlos, que las aplicaciones
biotecnológicas podrían conllevar para el medio ambiente, o los
problemas de coexistencia entre una agricultura convencional o
ecológica junto con la agricultura transgénica, entre otras. He
pretendido ser lo más objetivo posible, recoger todas las
opiniones a veces encontradas y los datos más actualizados sobre
el desarrollo y aplicaciones de la biotecnología desde una
perspectiva social y legislativa.
¿Falta objetividad en el tratamiento de la biotecnología?
Es fácil posicionarse en este ámbito con ciertas dosis de
beligerancia, tanto a un lado como al otro. Cada uno defiende
sus posiciones y convicciones con firmeza, pero a veces la
realidad supera las expectativas, y lo cierto es que las
aplicaciones biotecnológicas en todo tipo de ámbitos y sectores
se desarrollan cada vez con más fuerza como en la agricultura, y
lo curioso es que su aceptación por el gran público es muy
variable dependiendo del tipo de producto del que hablemos,
véase la diferencia de aceptación en los medicamentos frente a
los alimentos, por ejemplo.
¿Cuál es la esencia de la regulación en la biotecnología?
La esencia, al menos en el entorno de la UE, es procurar la
aplicación de procedimientos de investigación y comercialización
seguros, fiables y transparentes, lo que redundará en una
recuperación de la confianza del usuario-consumidor por estos
nuevos productos fruto del avance de la ciencia y la tecnología.
Para alcanzar tal fin, principios sustantivos como el de
precaución, trazabilidad, etc., pero también el de la libre
circulación de OMGs debidamente autorizados, deben ser
adecuadamente implementados y garantizados en los países
miembros de la Unión.
¿Qué aporta la ingeniería genética?
El ser humano ha evolucionado y mejorado gracias a la aportación
de nuevos conocimientos, aplicados para resolver necesidades del
hombre. En el siglo pasado, la revolución verde en agricultura
trajo consigo importantes aumentos en la producción de
alimentos. En la actualidad, esta ingeniería genética aplicada a
la producción agraria genera cosechas más abundantes, gracias a
la lucha contra agentes perjudiciales que reducen la
productividad. En los tiempos actuales de desabastecimiento
alimentario en países del tercer mundo, ello puede suponer una
ayuda más para que millones de personas puedan comer a diario.
Sin embargo, tales avances no pueden promocionarse sin ser
analizados y estudiados minuciosamente, y aquí es donde entra en
juego la legislación, que en Europa ha sido tradicionalmente
prudente en este ámbito.
¿Hay suficiente inversión en este ámbito?
Lo cierto es que al menos a nivel institucional en la UE, y
también en España, se percibe la idea de que la biotecnología
tiene posibilidades de aportar beneficios al ser humano, a su
calidad de vida y también al medio ambiente, como se desprende
de numerosos informes, documentos y programas estratégicos
oficiales de apoyo al sector.
¿La legislación favorece la apuesta por esta tecnología?
El hecho de existir una regulación moderna y actualizada a nivel
comunitario y estatal favorece el conocimiento de las “reglas de
juego” por parte de las empresas e investigadores, así como por
el consumidor. Los Reglamentos comunitarios de 2003 en materia
de alimentos y piensos OMG, por ejemplo, articulan los
procedimientos para la comercialización de tales productos en la
UE. Ha habido críticas, en el sentido de denunciar una excesiva
burocratización, complejidad y lentitud en los procedimientos de
autorización, que perjudica y desincentiva el desarrollo del
sector. Desde luego, son deseables procedimientos
administrativos ágiles y eficientes, siempre que no se
comprometa la fiabilidad de los mismos y la estricta aplicación
de los principios a que antes hacía referencia.
¿Qué se esconde tras los desacuerdos políticos a nivel
europeo en la regulación de los organismos modificados
genéticamente?
Creo que muchas veces hay detrás fuertes presiones de la opinión
pública (votos, en definitiva) a nivel nacional en determinados
países, que hacen que los gobernantes no quieran “lanzarse al
vacío y sin red” en apoyo de la biotecnología. Pero no hay que
olvidar las competencias y responsabilidades que tiene
encomendadas la Administración europea, así como los compromisos
internacionales de la UE en el marco de la OMC, y tampoco el
apoyo estratégico de la Comisión Europea al sector, recogido en
diversos documentos oficiales.
¿A qué se debe la mala prensa que rodea a la biotecnología?
La información sobre biotecnología es poca y mala, y además
existe bastante desinformación al respecto. EL gran público es
muy susceptible o remiso a aceptar, en los últimos tiempos, los
avances “anti-naturales” o “anti-ecológicos”, como se tilda en
ciertos foros a los nuevos productos de la biotecnología. Se
equipara un alimento o pienso genéticamente modificado con algo
poco menos que “monstruoso”, cuando desde que se “inventó” la
agricultura, hace 10.000 años, el hombre no ha hecho otra cosa
que introducir cambios genéticos en plantas silvestres para
convertirlas en comestibles y útiles. Hoy día la tecnología
permite seguir en esa senda pero con mayor efectividad y
precisión. Cambia el método pero no el resultado final: la
planta experimenta un cambio en su código genético, y así se
convierte en provechosa para el hombre.
¿Qué se podría hacer para iluminar este ámbito de
conocimiento tan contaminado?
Sobre todo con grandes dosis de transparencia en la información
y en los procesos de autorización de nuevos OMG. También un
amplio margen a la participación ciudadana en los procesos
públicos de decisión. Campañas informativas y formativas. Y
también, la existencia de Comisiones científicas de análisis y
evaluación totalmente independientes y fiables, formadas por
expertos de la máxima cualificación profesional, que emitan
informes previos a la autorización administrativa de nuevos
productos y alimentos.
Una visión de futuro…
Al menos en el campo de la agricultura y la alimentación humana
y animal, los datos objetivos de que se disponen auguran una
expansión importante a nivel mundial de los cultivos
transgénicos, de forma más acusada en países en vías de
desarrollo. Nuevos productos y semillas de última generación
sustituirán a las actualmente utilizadas. En definitiva, creo
que el crecimiento del sector biotecnológico es una realidad
imparable, con sus pros y sus contras, e incluso valorando las
dificultades y obstáculos que se presentan, y el rechazo por
parte de muchos consumidores. Sólo el tiempo dirá qué nivel de
desarrollo e implantación alcanzarán las múltiples aplicaciones
biotecnológicas en los diferentes sectores donde actualmente ya
prosperan. |
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