Madrid, Spain
August 12, 2008
Source:
Fundación Antama
Los países
americanos, que apostaron en 1996 por los cultivos con
organismos modificados genéticamente (OMG) por primera vez en la
historia de la agricultura, son ahora un punto de referencia
mundial. En sólo doce años, esta forma de cultivo ha superado ya
los 690 millones de hectáreas, que equivalen aproximadamente a
30 veces la superficie del Reino Unido.
Actualmente, el
continente americano disfruta de más de 80 millones de hectáreas
destinadas a estas variedades, lo que representa más del 80% de
la superficie cultivada con OGMs en todo el mundo. Estas cifras
son reflejo de la confianza de los agricultores por esta
tecnología que ha proporcionado durante estos años sustanciosos
beneficios medioambientales y económicos ante los retos del
siglo XXI.
A día de hoy, este
tipo de agricultura se encuentra presente en 24 países de todo
el mundo [1], de los que
más de la mitad se encuentran en vías de desarrollo [2].
La experiencia y
la apuesta de los agricultores han hecho que diez de los veinte
países con mayor extensión destinada a cultivos transgénicos en
todo el mundo se encuentren en el continente americano. Estados
Unidos, Argentina, Brasil y Canadá se sitúan a la cabeza,
superando las 57, 19, 15 y 7 millones de hectáreas,
respectivamente [3]. De cerca le sigue India y China, donde cada
campaña las cifras biotecnológicas aumentan significativamente.
Estados Unidos
La superficie
cultivada con variedades MG en los EEUU representa el 50% del
total mundial, lo que le sitúa a la cabeza con el cultivo de
variedades como la soja, el maíz, el algodón, la colza, y otras.
Las cifras estadounidenses por hectáreas crecen cada año por la
demanda de mercados crecientes como los biocombustibles, que
hizo que en 2007 se incrementara la superficie de maíz
transgénico un 40% respecto al año anterior, una subida que fue
parcialmente compensada por pequeños descensos de la soja y el
algodón biotecnológico.
Durante la última
campaña, el 63% del maíz biotecnológico, el 78% del algodón
biotecnológico, y el 37% de todos los cultivos biotecnológicos
del país fueron productos con dos o tres genes combinados que
les proporcionaban varios beneficios complementarios. Los
productos de estas características añaden una importante gama de
productos y una tendencia para el futuro que satisface las
diferentes necesidades de los agricultores y los consumidores
por los que ya apuestan más de 10 países en todo el mundo.
En la campaña
actual, el maíz se ha situado por primera vez como el cultivo
biotecnológico más extendido en los EEUU y representa el 80% de
la superficie total sembrada, siete puntos más que el año
anterior [4] alcanzando los 27,4 millones de hectáreas [5]. Muy
cerca de esta superficie se encuentra la soja MG, que ya
representa el 92% del total cultivado (27,4 millones de
hectáreas). El tercer cultivo transgénico más cultivado es el
algodón, cuyo porcentaje de cultivo durante 2008 ha representado
el 86% del total, el equivalente a una superficie de más dei 3
millones de hectáreas.
Argentina
Argentina es uno
de los seis países agrobiotecnológicos fundadores, que sembró
soja transgénica desde 1996, el primer año de comercialización
en el mundo. A día de hoy sigue siendo el segundo país productor
de cultivos biotecnológicos, cultivando 19,1 millones de
hectáreas en el 2007, lo que representa el 19% de toda la
superficie mundial dedicada al cultivo de transgénicos.
De los 19,1
millones de hectáreas sembradas con transgénicos de Argentina
entre 2007 y 2008, 16,0 millones de hectáreas eran de soja, 2,8
millones de maíz y unas 400.000 hectáreas de algodón. Estas
cifras lo han convertido en un país de elevadas exportaciones,
concretamente de cereales y semillas oleaginosas.
Se estima que los
cultivos biotecnológicos en Argentina han aumentado
significativamente la renta de los agricultores en
aproximadamente 20.000 millones de dólares en la década de 1996
al 2005, han creado millones de nuevos puestos de trabajo, han
conseguido una soja a precios asequibles, y han supuesto
importantes beneficios para el medio ambiente, especialmente
facilitando la práctica del no-laboreo para conservar el suelo y
la humedad que permite conseguir dos cosechas anuales.
Brasil
A día de hoy, el
Gobierno brasileño tiene como máxima prioridad paliar la pobreza
en el medio rural, un medio en el que las grandes exportaciones
coexisten con los pequeños agricultores de escasos recursos. Por
ello cada vez es mayor la apuesta que desde la Administración se
está haciendo por los OMGs, situando al país como la tercera
potencia mundial en cultivos biotecnológicos con 15 millones de
hectáreas, principalmente ocupadas por soja y algodón.
El crecimiento
interanual obtenido entre el 2006 y el 2007 fue el segundo
mayor crecimiento registrado en el mundo, sólo superado por la
India, mientras que el crecimiento de 3,5 millones de hectáreas
en el 2007 fue el mayor aumento absoluto de un cultivo
biotecnológico registrado en todo el mundo.
Actualmente,
Brasil es el primer productor de caña de azúcar del mundo, el
segundo productor de soja tras los EEUU, el tercer productor de
maíz y el sexto productor de algodón. Además, es el único país
no asiático que es considerado como productor importante de
arroz, es el décimo del mundo.
Hasta la fecha, la
introducción de los cultivos biotecnológicos en Brasil ha
sufrido importantes retrasos por motivos políticos. Uno de los
últimos estudios realizados muestra cómo el retraso en la
aprobación de la soja transgénica de 1998 a 2006, costó a los
agricultores 3.100 millones de dólares. A esto hay que sumarle
una pérdida de beneficios de 4.510 millones de dólares [6].
En noviembre del
2007, el Presidente de Brasil Luis Inácio Lula da Silva anunció
la inversión de 23.000 millones de dólares en un plan de acción
cuatrienal, el “Plan de acción para la ciencia, la tecnología y
la innovación”. Una de las cuatro ideas centrales del Plan es
apoyar la investigación y la innovación en áreas estratégicas, y
especialmente en la biotecnología, los biocombustibles y la
biodiversidad.
Canadá
Canadá es otro de
los seis países agrobiotecnológicos fundadores, que comercializó
colza tolerante a herbicida en 1996. Durante la última cosecha
la superficie total sembrada con transgénicos superó los 7
millones de hectáreas destinadas al cultivo de colza, maíz y
soja. El más extendido es el cultivo de colza, que durante 2007
ocupó 5,9 millones de hectáreas, un 11% más que en 2006 cuando
la superficie plantada con dicha variedad fue de 5,24 millones
de hectáreas.
Canadá también es
un importante productor de trigo, cultivo con una línea
transgénica que ha sido ensayada en numerosos campos del país
pero que después no ha sido aprobada ni adoptada. Las variedades
que están permitidas actualmente han sido desarrolladas a través
de la mutagénesis. Todo parece indicar que el importante
desarrollo biotecnológico en variedades de trigo resistentes a
enfermedades como el Fusarium podría acabar implantándose
en el país y así aumentar la productividad de los campos.
Paraguay
Desde que fue
aprobado el cultivo de soja transgénica en 2004, Paraguay se ha
situado como el cuarto país del mundo en exportación y cultivo
de dicha semilla. Sólo en 2007 el incremento de superficie
cultivada con dicha variedad se situó en el 13%, con 2,6
millones de hectáreas, lo que supone el 94% de las plantaciones
nacionales de soja.
A día de hoy el
maíz y el algodón transgénico no ha sido aún oficialmente
aprobado por el Gobierno paraguayo, pero sus países vecinos
están cultivando ambas variedades. Cada año son más las
hectáreas que se destinan en el país para el cultivo del maíz,
lo que hace prever una pronta aprobación de su modificación
genética para que así los agricultores puedan beneficiarse de
las ventajas que esta tecnología aporta.
México
Pese a que aún las
cifras de cultivos modificados genéticamente en México son
reducidas, todo hace indicar que en un futuro próximo se situará
como uno de los principales productores de maíz transgénico del
mundo. El pasado mes de abril, la Secretaría mexicana de Medio
Ambiente y Recursos Naturales mexicana aprobó la Ley de
Bioseguridad que permite la importación, exportación y siembra
de cultivos transgénicos en todo el país con restricciones
especiales para el maíz.
En referencia al
maíz, uno de los principales alimentos del país, la Ley de
Bioseguridad establece que las importaciones o exportaciones de
granos para la alimentación animal o humana incluyan una
advertencia de que puede contener productos transgénicos. En el
caso del maíz, el reglamento establece una limitación legal para
evitar su degeneración, al igual que la de otros cultivos de
origen mexicano, que fija “un régimen de protección especial”,
aunque no especifica cuál.
En la actualidad,
el rendimiento medio de maíz en México es de 2,5 toneladas por
hectárea. En estados como Sinaloa, en el que el 99% de los
cultivos se hacen con semillas híbridas resistentes a distintas
plagas, las cosechas alcanzan las 9 toneladas. El gasto de
insecticidas en los campos mexicanos ronda los 15 dólares por
hectárea, una cifra que con el uso de transgénicos se eliminaría
prácticamente por completo a la vez que se hace un uso del agua
más eficiente con su consiguiente ahorro.
Una apuesta de
futuro
Pese a que
actualmente el continente americano reúna más del 80% de los
cultivos transgénicos de todo el mundo, este porcentaje
disminuye progresivamente cada año pese a que los países
americanos y el número de hectáreas cultivadas en los mismos
crezcan notablemente. La razón de este descenso es la cada vez
mayor apuesta por esta tecnología en el resto de continentes en
base a la experiencia de agricultores que llevan ya 12 años
beneficiándose de estos cultivos.
La India y China
ocupan el quinto y sexto lugar, respectivamente, entre los
países con mayor superficie de cultivos biotecnológicos.
Mientras que en la India sólo se cultiva el algodón, en la China
además se da el cultivo del tomate, el álamo, la petunia, la
papaya y el pimiento dulce. Europa, por su parte, cuenta ya con
ocho países que cultivan transgénicos, con cerca de 100.000
hectáreas.
A día de hoy 24
países de todo el mundo cultivan OMG y en éstos residen más de
6.500 millones de habitantes, el 55% del total mundial. Pese a
que en doce años el comercio y el cultivo de OMG ha avanzado
notablemente, esto es tan sólo el principio de un camino futuro
repleto de nuevas posibilidades que la biotecnología ofrecerá a
la agricultura y a la sociedad para afrontar los grandes retos
del siglo XXI.
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