Madrid, Spain
March 7, 2007
Source:
Fundación Antama
Entrevista al DR. PAUL
CHRISTOU. Molecular Biotechnology Unit del John Innes Centre,
Norwich (Reino Unido). Actualmente, investigador en la
Universidad de Lérida
“Los cultivos modificados genéticamente pueden contribuir a
reducir el efecto invernadero y el cambio climático”
El investigador en mejora genética Dr. Paul Christou asegura que
los cultivos biotecnológicos “pueden contribuir a reducir los
gases que causan el efecto invernadero y el cambio climático”,
puesto que permiten “ahorros permanentes en las emisiones de
dióxido de carbono” a través de un uso reducido de combustibles
fósiles, asociado a un menor empleo de productos fitosanitarios.
Además, señala que los cultivos mejorados genéticamente para
resistir herbicidas permiten ahorros de CO2 equivalentes a
eliminar 4 millones de coches de las carreteras. Por otra parte,
asevera que “los alimentos derivados de cultivos transgénicos
son mucho más seguros que cualquier otro alimento que comemos”
debido a las “reglas draconianas” de evaluación que se han
establecido sobre ellos.
Paul Christou es uno de los líderes mundiales en el desarrollo
de nuevos métodos de transferencia de genes a plantas
cultivadas. Su carrera científica se ha desarrollado en el John
Innes Centre (Reino Unido) y actualmente desarrolla desde la
Universidad de Lérida un proyecto científico europeo denominado
Molecular Pharming. “El proyecto ha progresado extremadamente
bien. Especialmente para el SIDA, hemos generado plantas
transgénicas de una variedad sudafricana de maíz que acumula
altos niveles de un anticuerpo específico que neutraliza muchas
formas del virus del VIH”, explica el científico estadounidense,
quien añade que los ensayos clínicos de esta investigación en
humanos comenzarán en 2009.
Christou considera que la producción de vacunas en plantas
modificadas genéticamente implica una serie de ventajas. “Son
más baratas, una vez se ha realizado la inversión inicial”,
explica. Asimismo, alega que “la producción en plantas no
implica los problemas de seguridad asociados con la producción
en animales o mediante otros sistemas”. El objetivo es que los
países en vías de desarrollo puedan cultivar estas plantas para
su empleo a nivel local. “Mi punto de vista es que en un futuro
no muy lejano, unos 10 años a partir de ahora, esto será una
realidad”, expresa el científico.
Otra de las grandes aplicaciones de las plantas mejoradas
genéticamente tiene que ver con el medio ambiente. A juicio del
investigador estadounidense, la producción de etanol y biodiesel
a través de los cultivos biotecnológicos sustituirá a los
combustibles fósiles y permitirá menores emisiones de carbono a
la atmósfera. “La investigación reciente indica que los
biocombustibles pueden conllevar ahorros netos del 65%”, en
referencia a las fuentes de energía no renovables. Por otra
parte, se ha registrado una “tremenda reducción” en el número de
agricultores que empleaban pesticidas venenosos, puesto que
estos productos químicos han dejado de utilizarse, apunta
Christou.
Asimismo, recuerda la sostenibilidad medioambiental de los
productos biotecnológicos: “Los cultivos transgénicos
resistentes a la sequía y salinidad permiten el cultivo en
terrenos marginales. Así se consigue sembrar en terrenos
baldíos, lo que tiene también ventajas económicas,
medioambientales y referentes a la biodiversidad”. Por último,
asevera tajantemente que “los alimentos derivados de cultivos
transgénicos son mucho más seguros que cualquier otro alimento
que comemos”. “Están mucho más evaluados, de hecho, mucho más de
lo necesario”. Por último, señala que la actual tendencia, al
menos en Europa, muestra que “aunque la tecnología y los métodos
actuales de evaluación no se han encontrado con nada
perjudicial, hay una necesidad de desarrollar técnicas mucho más
sensibles, sólo por si acaso”. |
|