Madrid, Spain
February 15, 2007
Source:
Fundación Antama
La siembra directa o agricultura
de conservación, cuya adopción es más sencilla si se cultivan
variedades mejoradas genéticamente para tolerancia a herbicidas,
contribuye a frenar el cambio climático y resulta más sostenible
para el medio ambiente, puesto que compatibiliza mejor con la
fauna, reduce la erosión y permite ahorros en el combustible de
hasta 60 litros por hectárea y año*.
Estos tres beneficios deberían ser suficientes para merecer su
apoyo, con el fin de frenar las emisiones relacionadas con el
cambio climático, pero su adopción también implica otros cambios
positivos en el suelo que han sido cuantificados por
investigadores españoles.
La Dra. Rafaela Ordóñez y otros destacados investigadores de
Córdoba y Sevilla acaban de publicar los datos de un estudio
sobre las condiciones que a este respecto se producen en el sur
de España, y muestran que, tras 21 años de siembra directa, el
contenido en materia orgánica del suelo aumenta en 18 toneladas
por hectárea**.
Asimilando la materia orgánica al CO2 que emiten los coches,
esto supondría que la conversión de una sola hectárea podría
compensar las emisiones de un coche que emita 130 gramos de
carbono por cada kilómetro, durante más de 138.000 kilómetros.
Teniendo en cuenta estos beneficios y la fácil adopción de la
siembra directa gracias al cultivo de variedades mejoradas
genéticamente para tolerar herbicidas, la agricultura de
conservación se presenta como una solución para frenar el cambio
climático.
*
http://www.aeac-sv.org/html/intro.html.
** Ordóñez, R., González, P., Giráldez, J.V y Perea, F., 2007.
Soil properties and crop yields after 21 years of direct
drilling trials in Southern Spain. Soil and Tillage Research. En
prensa. ISSN 0167-1987. On line:
http://dx.doi.org/10.1016/j.still.2006.07.003
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