Madrid, Spain
February 13, 2007
Las variedades biotecnológicas
de maíz que contrarrestan la plaga de taladros contienen menos
sustancias tóxicas generadas por hongos
Las variedades de maíz mejorado genéticamente que se derivan del
evento MON810, resistentes a las plagas de taladro, presentan
unos contenidos en micotoxinas, es decir, toxinas generadas por
hongos, más bajos que sus homólogas convencionales, tal y como
constatan los resultados de unos ensayos comparativos realizados
por el Instituto de Investigación y Tecnologías Agroalimentarias
(IRTA) en el marco del Grupo para la Evaluación de Nuevas
Variedades de Cultivos Extensivos en España (GENVCE).
Los datos de la investigación fueron presentados por Joan Serra,
científico del IRTA-Fundación Mas Badía, durante la conferencia
sobre micotoxinas en maíz grano organizadas por GENVCE, en la
Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Madrid, el
pasado 7 de febrero. GENVCE es un grupo de trabajo integrado por
técnicos responsables de ensayos de las redes de experimentación
de variedades de las Comunidades Autónomas, de la Oficina
Española de Variedades Vegetales, el Instituto Nacional de
Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) y
empresas privadas.
La jornada se abrió explicando qué son las micotoxinas: unas
sustancias producidas por los hongos que pueden afectar al grano
de maíz y, por consiguiente, producir diversas alteraciones y
cuadros patológicos en el hombre y en los animales. Pueden ser
responsables de intoxicaciones alimentarias y entre las más
importantes se encuentran las fumonisinas y las aflatoxinas. La
Unión Europea establece unos umbrales máximos para el contenido
en micotoxinas, que varían según el maíz se destine a consumo
humano o animal.
Diversas exposiciones sobre los estudios multi anuales de
presencia de micotoxinas en las zonas maiceras de España,
denotaron la baja incidencia de este fenómeno en nuestro país
frente a otras zonas de Europa, con excepción de las zonas
endémicas de los gusanos del taladro, donde quedó clara la
evidente relación de ataques de este insecto parásito con la
presencia de estas sustancias tóxicas. GENVCE ha analizado
muestras de variedades de maíz mejoradas genéticamente y sus
correspondientes convencionales, para estudiar la incidencia de
las micotoxinas.
Joan Serra ha señalado que según los resultados obtenidos, “las
variedades transgénicas han presentado menos contenido en
micotoxinas”, tras asegurar que la presencia de estas sustancias
tóxicas “ha estado relacionada con el ataque de taladro”. Por
ello, el maíz biotecnológico que incluye la protección contra la
plaga, de acusada presencia en el Valle del Ebro (Aragón y
Cataluña), implica una fuerte reducción de micotoxinas, además
de alcanzar mayores producciones que las variedades
convencionales, en torno a los 1.000 kg más por cada hectárea.
Los análisis del contenido en fumonisinas han sido financiados
por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), y
las muestras de las variedades de maíz han sido suministradas
por institutos autonómicos como el IRTA (Cataluña), el Instituto
de Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (Ifapa), o el
Centro de Transferencia Agroalimentaria de la Diputación General
de Aragón, entre otros.
Por su parte, Ana Hurtado, técnico de la Asociación de
Fabricantes de Piensos (Cesfac), señaló que las micotoxinas
están presentes en un 25% de las partidas de cereales y que la
Unión Europea también considera necesario que se controles los
márgenes de presencia en los productos destinados a consumo
humano o animal. Recordó que pueden ser causa de intoxicaciones
alimentarias, que conllevan un fuerte “impacto económico” y que
el problema debe paliarse con controles, normativas y, sobre
todo, con prevención. |