September 5, 2006
Source:
Fundación Antama
Según Jane Stautz, que trabaja para el departamento de
ingeniería genética y biotecnología de la empresa norteamericana
Dow Agrosciences, Sudáfrica y Nigeria son los únicos países
africanos que cuentan con políticas específicas de regulación de
la biotecnología, pero sólo Sudáfrica ha comenzado a
beneficiarse de la agricultura transgénica y ha incrementado en
0.16 millones de hectáreas su área combinada de maíz MG, soja y
algodón. El resto del continente, asegura, debería seguir los
pasos de Sudáfrica y Nigeria en la adopción de políticas de
regulación para el desarrollo y aplicación de la biotecnología
si no desea seguir caminando hacia el aislamiento mundial, ha
informado la lista de distribución de noticias AgBioworld.
Sudáfrica comenzó a cultivar variedades modificadas
genéticamente (OMG) en 2003. Los agricultores algodoneros de la
región de KwaZulu Natal anunciaron entonces que sus campos de
OMG habían superado en un 89% a los campos de semillas
convencionales. El año pasado, Sudáfrica se posicionó entre los
11 países en desarrollo en los que los cultivos transgénicos han
incrementado los ingresos de los agricultores pobres en algo más
de 6 millones de euros.
En
este momento, la mayoría de los países africanos no pueden
obtener los beneficios de la plantación de cultivos MG, ya que
las políticas nacionales y sistemas regulatorios no están
preparados para afrontar los requerimientos sanitarios si se
aprueba su uso general. Por una parte, esta situación se agrava
con el hecho de que la mayoría de los dirigentes carecen de
información biosanitaria basada en datos científicos, que
resulta crucial para clarificar e incrementar la regulación de
las políticas y procedimientos. De otro lado, muchos países
firmaron el Protocolo de Cartagena de 2000 (que busca proteger
la diversidad biológica de los riesgos potenciales derivados de
la biotecnología moderna), aunque carecen de sistemas
regulatorios para salvaguardar la biodiversidad.
Jane
Stautz sostiene que la solución a problemas como la sequía y las
enfermedades de las plantas es que se cultiven OMGs específicos
que sean capaces de resistir en tiempos ambientales difíciles y
que tengan un proceso de maduración rápido. Esto podría salvar
los cultivos africanos de enormes y a veces completas pérdidas
de cosechas que derivan en hambrunas con su consecuente muerte
para los más desfavorecidos del continente.
Si
África desea comercializar OMGs, Stautz argumenta que hay
factores como el precio, los controles gubernamentales impuestos
en la agricultura, acceso a suministros de agua potable,
taxación, infraestructuras en calles y carreteras y acceso a la
sanidad que deben regularse antes.
Según el Graine Council norteamericano, las fuerzas económicas y
las políticas gubernamentales están cambiando el paisaje de la
agricultura mundial y África no debería quedarse atrás. En el s.
XXI, la sostenibilidad es un concepto muy importante para la
agricultura que implica la creación de sistemas de alimentos y
fibras que promocionen la seguridad alimentaria y la vitalidad
económica entre la comunidad, de un modo respetuoso con el medio
ambiente que puede ofrecer la agricultura biotecnológica.
La
agricultura es la actividad económica más importante de África,
al ocupar entre el 60% y el 80% de su población. |