En relación con la
disputa sobre OMGs de la Organización Mundial del Comercio
(OMC),
Fundación Antama considera
que se trata de una discusión comercial, y no de seguridad
alimentaria, ya que los cultivos modificados genéticamente
que se siembran en la actualidad han pasado los más
rigurosos controles de seguridad
Ayer, la Organización Mundial
del Comercio (OMC) presentó un informe preliminar sobre la
disputa comercial relacionada con los cultivos modificados
genéticamente entre Estados Unidos, Canadá y Argentina, y la
Unión Europea. La queja sobre las barreras comerciales
impuestas por Europa a las importaciones de cultivos MG
también había sido apoyada por otros países, entre los que
destacan Australia, Brasil, China y México. Este informe
preliminar apunta a que la OMC considera que los países
miembros de la UE no han implementado de forma adecuada su
legislación en relación a los OMGs.
Respecto a esta caso, la
Fundación Antama reitera su apoyo al derecho de los
consumidores europeos a decidir si quieren consumir
alimentos modificados genéticamente, y también el derecho de
los agricultores europeos a cultivarlos si es que lo estiman
conveniente. Todo ello enmarcado en una regulación
operativa, basada en la evidencia científica que ampara este
derecho a elegir.
Para Antama, esta disputa es
comercial, y no está relacionada con un tema de seguridad
alimentaria, ya que todos los OMGs autorizados en la
actualidad han superado los más estrictos controles de
evaluación bajo la supervisión, que en el caso de la UE
corresponde a la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria
(EFSA).
Por último, añadir que después
de diez años de cultivos comerciales modificados
genéticamente en el mundo, 8,5 millones de agricultores en
21 países incluyendo países europeos como España, República
Checa, Francia, Alemania, Portugal y Rumanía, se han
decantado por esta tecnología que ya ha supera los 90
millones de hectáreas cultivadas.